| El mercado del Cementerio mide la baja del consumo | Para esta fecha el mercado del Cementerio ya solía tener unas ventas que movían más dinero que la Bolsa de Caracas, con los pasillos tan llenos que daba claustrofobia atravesarlos y que daban la sensación de estar dentro de un laberinto de gente, tela, comida y bisutería, todo en una algarabía de "compra, compra, vende, vende" digna hasta del mercado de valores de New York.
Pero las cosas han cambiado. Lo dice gente que lleva entre cinco y 30 años como comerciante en el mercado e incluso más. Ayer las estrechas callejuelas entre puestos estaban prácticamente vacías y muchos dependientes se apoyaban sobre el mostrador con cara de aburrimiento. No es sólo porque todavía no han pagado las utilidades, sino porque, según los propios vendedores, el mercado ha venido decayendo desde hace años y los consumidores han dejado de comprar.
El manejo del Estado
Hace ya un poco más de un año que los 12 mercados del municipio Libertador están en manos de la alcaldía, después de que Jorge Rodríguez firmara el decreto 61 que eliminó la privatización que ordenó Ledezma en 1997.
Actualmente, en la dirección administrativa de los comercios está el coordinador general de mercados municipales, Luis Barnique, un despacho adscrito al Instituto Integral de Mercados y Almacenes, C.A. (Inmerca), subordinado a la alcaldía.
Explica Barnique que en los planes actuales está atacar el alquiler y la compra y venta a terceros de locales. La prohibición ya existía pero no se respetaba. Un reciente comunicado de la administración reiterando la medida pareció ser suficiente para que los comerciantes la siguieran, ello acompañado de un censo que se piensa hacer para saber cuántos comerciantes hay y revisar quién se salta la prohibición.
En su estructura administrativa el mercado del Cementerio no es anárquico, cada vendedor tiene su factura que estipula la razón del pago mensual de los cánones de arrendamiento: luz, agua, contribución para salarios del personal, entre otros.
Barnique asegura que nada del dinero va a la alcaldía, sino al funcionamiento del mercado, y que cada local, dependiendo del rubro que venda y del espacio del que disponga, pagará menos o más.
Por ahora la administración, los obreros y el mantenimiento suman unos 130 empleados, comenta el funcionario. El dinero del arrendamiento se va en los pagos de personal y materiales necesarios para el funcionamiento del mercado.
La cifra que recibe la administración por el arrendamiento es cambiante y no hay un número exacto. Tampoco se conoce la capacidad de generación de ingresos que tienen los comerciantes del mercado en su totalidad, pero el presidente de la Asociación Civil Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco), Roberto León Parilli, asegura que, aunque no hay ni un control ni una cifra exacta, los números son exorbitantes (sí, más de lo que podría percibir en un día la Bolsa de Caracas en la actualidad).
Ventas bajas
Pero los rostros aburridos de algunos comerciantes reflejan lo contrario. Unos dicen entre suspiros de resignación que las ventas van mal, que la gente dejó de comprar, y otros responden "bien", sin demasiado ánimo.
La señora Hilda es una de las que responde con los suspiros de resignación, comparando el pasillo vacío con los llenos y asfixiantes de antaño. Dentro de un espacio de 1x3 metros que paga Bs.F. 200 de alquiler vende al detal pero más al por mayor, como la gran mayoría de los comerciantes de ropa. Ofrece paquetes de 20 y 50 piezas que, dependiendo del producto, pueden llegar a darle Bs.F. 5.000, pero comenta que no hay una entrada significativa de dinero en la actualidad porque no hay quien compre.
La señora Carmen habla con propiedad de los viejos tiempos, cuando sus padres eran los que llevaban el puesto que hoy paga Bs.F. 400 de arrendamiento. Comenta que uno de los problemas del mercado es el miedo de los compradores a terminar dentro de una parcela en el terreno de al lado (el Cementerio General del Sur). "La gente ya no trae efectivo ni nada y no todos tenemos punto de venta". Hay quienes vienen del interior del país a comprar productos para luego revender, pero deben traer grandes cantidades de dinero en el bolsillo, con grandes cantidades de temor por el olfato certero de la delincuencia.
Otros comerciantes señalaron también una disminución de la capacidad adquisitiva del venezolano, como dice la señora Cecilia, cuyo amplio puesto paga Bs.F. 3.000 de arrendamiento.
Sonya, otra vendedora, defiende la administración del Cementerio, y dice que llevar un mercado tan grande "no es fácil, la gente no es muy colaboradora".
Todavía no termina el año y faltan los aguinaldos y utilidades que recuperan el bolsillo. La afluencia de compradores podría aumentar, pero sin duda necesitarán más seguridad. Aunque de todas formas ya existe la página web mercadodelcementerio.com, en la que el visitante puede ver catálogos virtuales y contactar por teléfono a los vendedores para hacer sus compras.
Atractiva piratería
En los mercados populares es bien sabido que no todo lo que brilla es oro, y no todo el oro brilla. Hasta el metal más simple se vistió de amarillo para que no lo reconozcan. Muchos artículos se disfrazan de originalidad para aparentar algo que no son, pero sus precios los delatan.
Aunque la procedencia de muchos productos pueda ser dudosa, muchos ven aquí una opción tanto de negocio como para economizar. Por eso el mercado de la imitación atrae a personas de todos los estratos. Y es que en el Cementerio van compradores tanto de zonas populares como de los sectores C, D y E regateando precios.
En Venezuela la piratería está en la calle libremente, asegura Roberto León Parilli, y la intención es poder crear un sistema que la regule. Señala que no hay un control eficaz sobre las falsificaciones, las importaciones, ni en el pago de los aranceles.
En una entrevista previa para Emen, un funcionario de aduanas comentó desde el anonimato que la mercancía de contrabando entra al país a pesar de los mecanismos que se han implementado para evitarlo.
Para mejorar la detección de los productos piratas, Anauco, la institución que preside Parilli, anunció la implementación de una red de monitoreo manejada directamente por los usuarios, como un sistema de alerta de los compradores. La idea es chequear que los expendios de productos cumplan con las regulaciones, que no especulen con los precios y que se manejen adecuadamente las ventas al detal. El primer sitio donde se va a trabajar es en Petare.
En el mercado del Cementerio están buscando mayor énfasis en el combate de la mercancía pirata. Luis Barnique asegura que se está trabajando en función de examinar la ropa y su procedencia. Indica que el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) ya realiza inspecciones de la mercancía.
Pero es en estas fechas decembrinas que el control debe ser mayor. El dinero que se podría comenzar a mover quizá cumpla las expectativas de siempre y deje atrás los montos diarios que maneja la Bolsa de Caracas, para que esos rostros de aburrimiento postrados sobre los mostradores vuelvan al ajetreo de antes. |
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