| Las cadenas de librerías se han fortalecido en la crisis | Aunque en la última década se registra un repunte en los índices de lectoría en el país, los representantes de las librerías insisten en declararse en crisis, debido a las dificultades para la importación.
Muchas librerías prefieren apostar sobre seguro y dedicarse a la venta de insumos de oficina, convirtiéndose en papelerías. Así lo refleja el Segundo Estudio del Sector del Libro en Venezuela, hecho en el año 2007 por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe. Entonces se evidenció que, con respecto al mismo estudio de 2005, las librerías especializadas y las generales se habían contraído. Las ganancias de ambos segmentos se redujeron a la mitad, y la papelería "con una oferta más diversificada" se convirtió en la modalidad del negocio que prolifera en el país.
Las cifras también demuestran que antes de 2008, cuando el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio eliminó los libros de la lista de bienes prioritarios para recibir dólares de Cadivi, las librerías ya estaban en crisis, y 69% de éstas se sustentaba con la venta de insumos de oficina.
Pero no todos los gatos son pardos ni todas las librerías que venden papel papelerías. Mientras esa modalidad del negocio proliferaba en Venezuela, se fortalecían tres cadenas de librerías (Las Novedades, Nacho y Tecniciencia) y se creó una nueva, VDL Books. Según los estándares de Cavelibro, los establecimientos de estas franquicias siguen considerándose librerías, porque más de la mitad de sus ingresos provienen de la venta de libros. Álvaro Álvarez, de Tecniciencia, cuyas ventas de papelería y bultos no exceden 15% de las ganancias totales de la empresa, dice que ésta es una tendencia mundial y compara la cadena con la estadounidense Barnes & Noble y la española Casa del Libro.
La explicación de la situación se encuentra en que las cadenas manejan más recursos que los establecimientos independientes para ofrecer mayor diversidad de productos a los clientes a precios competitivos; en el caso específico de las librerías venezolanas, las franquicias, además, pueden afrontar las dificultades para importar y ofrecer más títulos a los lectores.
"El problema con la importación de libros son las circunstancias financieras que vivimos y las trabas burocráticas.
Sin embargo, hemos adquirido dólares preferenciales. El proceso es engorroso, y debe repetirse por cada título nuevo y cada reposición. Pero el problema de la falta de oferta también se debe a que las casas matrices en España no entienden nuestra situación y no quieren arriesgarse, así que nos mandan libros que consideran que tendrán venta segura", señala Vicky Dum, directora de VDL Books.
Tecniciencia no importa libros, y se limita a vender los ofrecidos por las grandes distribuidoras del país (Océano, Planeta, Random House, Alfaguara y Ediciones B), que ahora imprimen en Venezuela para abaratar los costos de sus tirajes. Hay, sin embargo, sellos internacionales que no entran en los grupos que manejan esas 5 importadoras los independientes, como Anagrama. De esos, agrega, anualmente no llegan más de 200 títulos para las 13 tiendas Tecniciencia que han abierto en Caracas y las 12 que han inaugurado en el interior del país. |
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