| Los retos del ministro de salud | No hay duda que el nuevo ministro de salud, Carlos Rotondaro, tiene ante si una enorme responsabilidad: sacar el servicio público de salud del estado de terapia intensiva en que se encuentra. La deuda social con los más necesitados y necesitadas, el proveerlos de atención eficiente para garantizar a todas y todos acceso a los servicios, tratamiento médico oportuno y rehabilitación de calidad, es una meta incumplida. Son los más pobres los usuarios y usuarias frecuentes de los servicios y a ellos es a quien más afecta el inadecuado funcionamiento que los caracteriza en la actualidad, como ha diagnosticado incluso el nuevo rector en materia sanitaria.
Sin bien a través de los centros de diagnóstico integral y el Programa Barrio Adentro algunos sectores de la población más pobre logran recibir una adecuada atención médica, el porcentaje de beneficiarios es limitado y el tipo de consultas es restringido. Desafortunadamente, como bien lo reconoció el propio presidente de la República semanas atrás, Barrio Adentro en vez de fortalecerse sufre de un estado de estancamiento y crisis. Queda al nuevo inquilino del despacho de salud adoptar medidas urgentes para afrontar los inconvenientes presentes en el sistema Barrio Adentro en sus diversos niveles.
Sin embargo, el mayor drama se vive en el sistema hospitalario. La crisis es generalizada. Operan en su mayoría al 50% de su capacidad. Hay escasez de profesionales de salud en sus más variadas modalidades. El número de camas disponibles se reduce paulatinamente. Las obras de infraestructura marchan a paso de morrocoy y la inversión en equipos en varios de ellos no se traduce en mejora de los servicios pues no hay técnicos para ponerlos en funcionamiento. El "ruleteo" a los pacientes es frecuente y no pocas veces los familiares tienen que comprar insumos para garantizar que su familiar sea atendido. Esa crisis no se corresponde en nada a las promesas realizadas desde el alto gobierno y al mandato Constitucional. Dignificar a los más pobres implica garantizarles servicios de salud de calidad.
Pero el Ministro además de atender toda esta situación, que hereda de sus antecesores, debe hacer hincapié en cumplir con el mandato constitucional que establece que lo prioritario es promover la salud y prevenir las enfermedades. Es importante que quienes se enfermen reciban atención oportuna y adecuada, pero más importante es garantizar que se reduzcan las enfermedades a través de medidas preventivas efectivas. Y para ello se requiere una eficaz acción integral que obliga a coordinarse con otros ministerios, con gobernaciones y alcaldías y dar participación a la sociedad civil en la planificación, ejecución y control de las políticas.
Y ello obliga a gerenciar, con espíritu democrático y tolerancia, para trabajar con todas las instituciones y personas que quieran aportar para lograr un mejor servicio de salud.
Finalmente debe mirar al su alrededor y observar otra parte humana del sistema de salud: sus trabajadores. Médicos, enfermeras, obreros tienen años con las convenciones colectivas paralizadas y con bajos salarios. A ellos también hay que dignificarlos. |
|