| Huecos e imprudencia generan las colas en la avenida Libertador | "En el siglo pasado los vecinos que residimos a lo largo de la avenida Libertador éramos privilegiados por contar con una arteria vial enorme, rápida, segura y sin basura. Pero esa tranquilidad se convirtió en desidia, huecos, imprudencias, colas e inseguridad", resaltó Carmen Gutiérrez, residente del sector desde hace 30 años.
La vecina asegura que a pesar de que el Ejecutivo ha hecho esfuerzos por recuperar áreas verdes, barandas peatonales y pintar aceras, los principales problemas en la avenida Libertador aún no se resuelven. "Múltiples huecos, un elevado en mal estado, basura, delincuencia y prostitución se cuentan entre los problemas que más afectan a los vecinos", resaltó Gutiérrez. Desde los alrededores de la telefónica del Estado los huecos, basura e indigencia forman parte de la cotidianidad, como afirman los vecinos del barrio Santa Rosa. En ambos sentidos del elevado de la avenida Libertador se observan las defensas dañadas y huecos que dañan vehículos particulares y el transporte público. "En dos oportunidades no pude esquivar la tronera que hay al inicio del elevado de la Libertador, en sentido hacia Bellas Artes, y se me rompió el tren delantero", expresó Marcos Montilla, conductor. Las imprudencias de conductores y motorizados ante las colas que se generan en las horas pico por la Libertador abarcan el uso de las aceras debajo del elevado para tomar la avenida principal de Maripérez o dar la vuelta hacia el centro. Los peatones que circulan por los alrededores de Los Cedros, Las Delicias y La Campiña coinciden en que debe iniciarse un plan de recuperación de aceras. "La desidia de conductores y el crecimiento de más de 20 árboles provocaron el deterioro de esos espacios que alguna vez fueron símbolo de calidad de vida para miles de habitantes", dijo Mildred Mendoza, vecina. En la avenida Libertador se contabilizan diez aceras rotas y quince huecos. "Los espacios para el crecimiento de los árboles ahora se utilizan como botadero de escombros y basura", agregó Mendoza. En las cercanías de la avenida La Salle las aceras son utilizadas para la colocación de líneas de mototaxis y la venta de aceites para vehículos. Las defensas para vehículos se convirtieron en la pizarra para la propaganda política del Gobierno. Frente a la sede de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) de La Campiña el panorama cambia un poco, en las esquinas se observan barrenderos que mantienen las aceras limpias y los jardines, que antes fueron la residencia de indigentes, permanecen en buen estado. "Lo único que no hemos podido controlar es la presencia de indigentes y menores de edad que piden dinero en las colas y semáforos", señalan los vecinos de La Campiña. Residentes y conductores que transitan por La Campiña reconocen que desde hace tres años se ha venido solucionando parte de los problemas en los servicios públicos, vialidad y recolección de basura en el sector. Un poco más adelante, los vecinos de El Bosque aseguran que los robos y secuestros son constantes. En los alrededores de El Bosque se cuentan 20 edificios, un colegio y 10 teléfonos públicos rayados por todos lados. A esta situación se suma un bote de agua que lleva un mes frente al edificio Santillana. Desde Maripérez hasta Chacaíto la parte de abajo de la avenida Libertador permanece sin basura, con parte del sistema eléctrico deteriorado y una escalera sin peldaños que afecta a los peatones. Intransitable de noche Inseguridad y prostitución observa durante diez años Gladys Solórzano desde el balcón de su hogar en la Libertador.
Solórzano asegura que después de las 6:30 p.m. no se puede caminar por el lugar, ahora un poco más iluminado, porque "es muy inseguro". "Motorizados y delincuentes a pie asaltan a vecinos y conductores en las colas y aceras", resaltó Solórzano. Eso por no hablar de la prostitución, tanto femenina como masculina y transgénero, que campea a sus anchas por la avenida. En el recorrido por la arteria vial sólo se observó un módulo de la Policía de Caracas en las cercanías de Plaza Venezuela.
Jorge Hernández
EL UNIVERSAL
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