| Bancarización: un remedio contra la usura | Además de constituir delito, la usura es una de las prácticas más terribles conocida y cuestionada por la sociedad. Prestar dinero para cobrar luego intereses tan altos que sobrepasan los niveles de rendimiento de cualquier negocio lícito, no es más que enriquecerse de la necesidad humana, es aprovechar la desesperación de la presa que agoniza económicamente tal como el ave de rapiña espera que la suya se debilite para atacar mortalmente.
Por otra parte, es cierto que un crédito oportuno con intereses razonables constituye una oportunidad para alcanzar los bienes y servicios imprescindibles para una adecuada calidad de vida.
Si analizamos estos dos escenarios, notamos que tienen en común a una persona necesitada y a un potencial cliente.
La diferencia es quién y cómo presta: en el primer caso, un usurero que documenta deudas injustas y compromete a su víctima, a sus bienes y hasta a su familia; en el segundo caso, un banco, con apego a la ley, con controles que presta a tasas equilibradas y supervisadas. Pareciera ilógico pensar que el escenario del prestamista tenga sustento, que exista alguien que caiga en este tipo de situación, habiendo el escenario dos, ¿por qué pedir al malo y no al bueno? Las respuestas son evidentes: 1) Más de 70% de la población no está bancarizada, no existe en los registros financieros; es decir, no tiene acceso al crédito bancario; 2) Muchos no pueden esperar los lentos y complicados trámites para el otorgamiento de un crédito bancario el dinero es para hoy no para mañana; 3) Otros tantos carecen de información; simplemente saben que requieren el dinero, sin apreciar el abismo entre uno y otro sistema.
La clave para una sociedad mejor, con oportunidades de desarrollo, con más igualdad y bienestar para los ciudadanos, puede estar en la bancarización y en la simplificación de trámites para el crédito bancario. El Estado, la banca y el empresariado tienen los mecanismos, sólo faltan las ganas y la puesta en marcha. |
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